miércoles, 13 de julio de 2011

La jarcia en el Antiguo Egipto

Hola amigos:

Hoy vamos a dejar la época moderna el siglo XVIII español para remontarnos a la antigüedad y, en concreto, viajaremos al misterioso Egipto de los faraones. Todo esto viene a cuento de la noticia que el otro día me mandó un amigo de Facebook. Trata del descubrimiento de un grupo de arqueólogos de unos restos de cuerda encontrados en una cueva egipcia (noticia de Discovery News) de una antigüedad estimada de, al menos, 4.000 años.

Carlos de la Fuente/University of Naples L'Orientale/Boston University
http://dsc.discovery.com/news/2008/06/20/ropes-zoom.html
Imagen alojada en Discovery News 
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En mi tesis doctoral realicé un capítulo introductorio al desarrollo de la cordelería durante la evolución humana. Entre aquellas páginas investigué la jarcia en la prehistoria y la antigüedad y, fruto de ello, encontré un detalle que me interesó mucho: el cabo tortor de las embarcaciones egipcias.

Efectivamente, durante el Antiguo Egipto las cuerdas, que los marinos llaman cabos y cables, en definitiva, jarcia, también fue un producto muy importante necesario en sus actividades de agricultura, ganadería, construcción (¿te imaginas levantar las pirámides sin ayuda de cuerdas, poleas y rodillos?) y navegación fluvial y marítima.

Sin embargo, una de las características de Egipto es la escasez de maderas duras tanto en las orillas fértiles del Nilo, como en la desembocadura y sumada a las limitaciones técnicas de la construcción de naves, llevado al campo de la navegación, implicaba que sus embarcaciones fueran, generalmente, endebles. Esta circunstancia obligaba a una serie de limitaciones en la construcción naval: poca longitud del buque, escaso calado y predominio de la navegación fluvial sobre la marítima.

Sin embargo, las necesidades de transporte fluvial por el Nilo, que representaba la arteria principal de comunicación económica del Egipto faraónico, implicó la puesta en práctica de nuevos sistemas constructivos. En concreto, los carpinteros navales emplearon lo que se llamamos cabos tortor. En síntesis, era un grueso cabo que unía la proa y la popa de la embarcación, extremos que se sujetaban con unas fuertes estructuras de madera unidas al casco del barco. En el centro de este cabo se emplazaba el tortor que era una madera insertada en la filástica que se giraba para dar o quitar tensión al tendido. Con esta solución de compromiso los marinos egipcios podían dar más rigidez o menos a sus barcos, en función de la carga o de las condiciones de las aguas donde navegaban.

Para que os hagáis una idea de la función del cabo tortor os adjunto un dibujo que incorporé a mi tesis doctoral.

Embarcación egipcia con el cabo tortor
Dibujo inspirado en R. Arroyo Ruiz-Zorrilla, “Naútica faraónica (I): del Egipto protodinástico al  Imperio Medio” en Revista de Historia Naval, nº 13. (1986). Pp. 5-24.












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