El silbido del contramaestre rompió el ajetreo que se vivía a bordo del Gitano, un precioso jabeque afecto a la escuadra del marino mallorquín Antonio Barceló, que operaba desde 1748 entre la costa catalana y la balear. La flotilla de Barceló garantizaba también el correo entre las islas, la costa catalana y el arsenal de Cartagena, servicio que había sido tan fructífero que después de algunas acciones sobresalientes, el antiguo corsario había sido promocionado por el Almirantazgo español al grado de Teniente de Navío.
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