En la novela El Maestro de Jarcia retratamos la herida sufrida por el gran marino Antoni Barceló en la cara durante uno de los combates navales en los que tomó parte. Hoy me propongo comentaros el debate que propició, años después, entre los médicos de la Real Armada, el tratamiento médico que se le había aplicado.
Según el cirujano Francisco Ignacio Bousquett, la cura facilitada por José Ballory, cirujano a bordo del jabeque dónde Barceló sufrió el disparo en pleno rostro, había sido negligente. Según él, la herida sólo había producido "Perforación del músculo orbicular superior, del bucinator, y a la pérdida de tres dientes, es a lo que se reduce todo el estrago que se encarece, se pondera, y se abulta". Siguiendo siempre según su informe, Ballory se había limitado a coser la herida y, después, agravando la intervención, había rellenado la herida con un "digestibo espirituoso frío".
Estas maniobras provocaron en Barceló una fuerte inflamación, fiebre y sed a las 24 horas de recibir la cura. Bousquett afirmaba que se había debido a no dejar libre la hemorragia, lo cual habría impedido la acumulación de sangre en la zona. La herida, probáblemente, se produjo hacia 1763 en un combate contra tres jabeques enemigos a los que rindió y capturó 160 hombres.
Según el estudio posterior de Diego Ferrer la herida no era de tan poca consideración como parece apreciarse de los comentarios de Bousquett. Según el doctor Ferrer, con los conocimientos médicos de la época, lo más probable es que hubiera desembocado en una esclerosis cicatricial retractil causando deformación de la boca y de la mejilla, amen de una gran inflamación.
Esta terrible herida explicaría la deformidad del rostro del gran Barceló. Que traemos aquí.
Os propongo también un zoom sobre la cara del marino para que podáis apreciar mejor los resultados de la terrible herida sufrida en combate.
Extraido del artículo de Diego Ferrer, "Apuntes para la biografía del almirante D. Antonio Barceló" en Revista General de Marina, nº 161 (1961), pp. 380-388.
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